El motor de curvatura de Alcubierre consistiría en una nave espacial ovalada con un gran anillo alrededor. Este anillo, elaborado con una ‘materia exótica’, debe tener la capacidad de modificar el espacio-tiempo alrededor de la nave, creando una región de espacio-tiempo comprimido al frente y otra de espacio-tiempo expandido hacia atrás, todo esto sin modificar el espacio-tiempo de la nave en sí.
Esto permitiría a la nave espacial moverse teóricamente a 10 veces la velocidad de la luz sin romper las leyes de la física, siempre y cuando pudieramos generar 10^45 Julios de energía (eso es alrededor de la energía contenida en la masa de Júpiter).
Como esta cifra es inalcanzable para nuestra civilización, durante años la velocidad warp estuvo remitida a una fantasía de la ciencia ficción, sin embargo, los físicos de la NASA aseguraron que se pueden ajustar unos conceptos al motor de curvatura de Alcubierre para que sea factible con una cantidad considerablemente menor de energía. “Hay esperanza“, afirmó Harold “Sonny” White, del Centro Espacial Johnson de la NASA, en el simposio 100 años de naves espaciales.
El nuevo método consistiría en sustituir la forma de anillo de la ‘materia exótica’ con una forma toroidal (o sea, en forma de rosquilla, hmmm rosquillas), lo que reduciría la energía necesaria para impulsar la nave al equivalente de la masa del Voyager 1, lanzado en 1977. Además, se podría reducir incluso más la cantidad de energía si se hace oscilar la intensidad de la modificación del espacio-tiempo en torno a la nave.
“Los resultados que presenté cambian la velocidad warp de impráctica a plausible, y requiere ser más investigada“, aseguró White.
Como esta cifra es inalcanzable para nuestra civilización, durante años la velocidad warp estuvo remitida a una fantasía de la ciencia ficción, sin embargo, los físicos de la NASA aseguraron que se pueden ajustar unos conceptos al motor de curvatura de Alcubierre para que sea factible con una cantidad considerablemente menor de energía. “Hay esperanza“, afirmó Harold “Sonny” White, del Centro Espacial Johnson de la NASA, en el simposio 100 años de naves espaciales.
El nuevo método consistiría en sustituir la forma de anillo de la ‘materia exótica’ con una forma toroidal (o sea, en forma de rosquilla, hmmm rosquillas), lo que reduciría la energía necesaria para impulsar la nave al equivalente de la masa del Voyager 1, lanzado en 1977. Además, se podría reducir incluso más la cantidad de energía si se hace oscilar la intensidad de la modificación del espacio-tiempo en torno a la nave.